Columna del Dr. Rogelio Raya Morales, febrero 7 de 2023
La semana pasada nos despertamos con un nuevo membrete más de la derecha que busca afanosamente hacerse de un espacio político, más o menos creíble, en país: ‘Mexicolectivo’.
La derecha en México, promotora del modelo de acumulación capitalista llamado neoliberalismo, tiene antecedentes y representantes bien definidos. La derecha en México se ha conformado, incluso, por encima de los partidos políticos de la ultraderecha reconocidos oficialmente.
Como se recordará, primero, fue la alianza de Claudio X González Laporte, padre del junior Claudio X González, el que se convirtió en uno de los principales impulsores y asesores económicos de Carlos Salinas de Gortari, de donde resultó el exitoso negocio familiar. Este personaje, además, representaba a un grupo que se ha considerado como la cúpula de cúpulas, el Consejo Mexicano de Negocios. Salinas, pues, como jefe del gobierno mexicano, sólo fue el soporte administrativo (aunque después se haya hecho inmensamente rico) de un sector de los más anacrónico en cuanto a desarrollo económico y social, y corrupto en cuanto a priorizar sus fines e intereses, la gran acumulación de capital, por encima de todo. Este grupo político empresarial, ya empoderado, fue el que abrió el camino para la llegada del PAN al gobierno por dos sexenios y el que mostró siempre la más férrea oposición a un gobierno con un proyecto de nación distinto. El 2006 fueron ellos los que, pese a todo, impusieron, aun con las mayores evidencias de fraude, a Felipe Calderón, de funesto recuerdo para todos los mexicanos.
Ya en la carrera por la consolidación del modelo y luego de muchos años de estar dirigiendo la economía y la sociedad mexicana, surge, como un organismo panfletario y como una gran cortina de humo para acallar los más escandalosos fraudes económicos y políticos del neoliberalismo, ‘Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad’, ya bajo la dirección del pupilo de González Laporte. Lo interesante de esta organización es que nunca denunció ninguno de los grandes fraudes de los sexenios desde Salinas hasta Peña, pasando por Zedillo, Fox y Calderón. Esta es una organización, en la práctica no está oficialmente desmembrada, en la realidad sí, que en su página web se dedica a difamar, a mentir y a demostrar solidaridad con los conservadores de otros países. Pero, además, demostró hasta la saciedad que está a favor de la corrupción y de la impunidad y no lo contrario. Son los mismos que hoy gritan y patalean porque los ponen a pagar impuestos, los obligan a negociar sin intermediario y traficantes de influencias, los mismos que ya no pueden influir como antaño en la definición de presupuesto y de la obra pública, y los que buscan cerrarle el paso a todo intento de imponer una política de mejor distribución de la riqueza y de políticas públicas en favor de los más desprotegidos. A esta organización se le suman muchas otras afines, pero todas con el mismo objetivo: hacer del estado y del gobierno, sólo un instrumento de los poderosos para cumplimentar sus fines de enriquecimiento irracional e injusto.
Vino luego, finales del 2020, otra organización derechista, ésta ya con la incorporación orgánica de partidos de oposición e intelectuales orgánicos, con un objetivo claro e inmediato: influir en las elecciones del 2021 para, desde ahí, asestar un golpe demoledor a la actual administración federal. En cierto sentido, lograron éxito, pues el proceso llamado 4T no fue capaz de mantener una mayoría calificada en el congreso de la unión. Al igual que los otros intentos organizativos, aquí estuvo presente la cúpula empresarial con la Coparmex y su dirigente Gustavo de Hoyos al frente. No obstante, no han logrado descarrilar, aunque sí estorbar, el proceso de recuperación económica nacional y el proceso de saneamiento moral de la sociedad, al no poder impedir que se actúe en favor de las mayorías y del interés nacional que corresponde a todos los mexicanos.
Pero siguen las intentonas organizativas de la derecha y la ultraderecha. En los últimos días hemos sido testigos de dos intentos fallidos más, digo fallidos porque a pesar de que una de las organizaciones, ‘Va por México’, parece enrumbarse hacia el 2024, aunque se acuerparan, no lograrán derrotar a las fuerzas de la trasformación nacional y su concretización en una alianza aún está por verse, puesto que las ambiciones políticas y económicas son factores harto poderosos para que logren ponerse de acuerdo.
La otra organización, es Mexicolectivo, fundada por intelectuales y personajes de triste memoria, bueno, en realidad, de pésima reputación y evidente incapacidad teórica y política.
Hay algo peculiar en todos estos intentos de la derecha mexicana por descarrilar el tren del cambio, y es que no está sola ni actúa por su propio interés. No. Y, aquí lo más importante es que no podemos olvidar ni actuar como si no hubiera una fuerte conexión entre nuestros derechosos y la ultraderecha internacional que se mueve en todo el mundo, desde Europa, hoy casi medieval, hasta los EE. UU., alentando a organizaciones y sujetos realmente irracionales, fascistas, criminales, mentirosos y fuera de tiempo. Entendamos, porque podemos pecar de ingenuos y permitir el empoderamiento de esta fuerza social históricamente atrasada y anacrónica. ¡Estamos ante una organización de la derecha que se mueve en todo el mundo y aquí sólo hace lo que le corresponde!
La derecha mexicana es parte de la nefasta derecha internacional y, entre ellos, mediante sus poderosos recursos económicos se apuntalan, se refuerzan y se configuran como toda una red global que busca la imposición de una sociedad racista, proclamadora del odio y del supremacismo. No olvidemos que hoy la geografía se configura de fronteras que no impiden la migración de ideas y de fenómenos culturales, económicos y sociales, algo que los estudiosos llaman geopolítica. Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, entre otros, se ven impelidos a desarrollar acciones de resistencia política, pero también de resistencia a la entrega de los inmensos recursos naturales y humanos que nuestra región geográfica posee en demasía.
En nuestro continente, y en México, como en la mayoría de los países del mundo, se libra una gran batalla entre los intereses elitistas de los países otrora muy desarrollados, con USA y Europa por delante, y los países emergentes, como China, India y Rusia, que buscan mundos multipolares. A eso se debe la intolerancia y la desfachatez con la que actúan nuestros derechosos. Realmente se sienten protegidos y parte de una fuerza derechista internacional, dispuesta a todo, antes que perder sus privilegios económicos y sus delirantes complejos de superioridad.
En resumen, en México no luchamos sólo contra la rancia derecha nativa, sino contra una aristocracia mundial que busca revivir viejas e inhumanas banderas como el fascismo y el supremacismo. Eso se juega, también, en el 2024.
