El vapeo, o el uso de cigarrillos electrónicos, no es una alternativa más saludable que el tabaco y no ayuda a dejar de fumar. Estos dispositivos emiten un aerosol que contiene sustancias nocivas como la nicotina o el tetrahidrocannabinol, y pueden tener efectos dañinos en la salud pulmonar, bucal y cardiovascular.
Un estudio realizado en las clínicas dentales de la Universidad de Tuffus en Estados Unidos encontró que el vapeo reseca la boca, lo que afecta la autolimpieza bucal mediante la saliva y puede propiciar el desarrollo de bacterias causantes de caries. Además, el vapeo aumenta el riesgo de gingivitis, placa bacteriana, lesiones y úlceras en la mucosa bucal, así como halitosis o mal aliento.
La World Heart Federation (WHF) señala en un informe que los consumidores de cigarrillos electrónicos tienen el doble de probabilidad de sufrir un infarto en comparación con los no fumadores. El vapeo puede aumentar el ritmo cardiaco, la presión arterial, provocar latidos irregulares y originar problemas vasculares, así como aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos. Además, un informe de la Universidad Charles R. Drew en California indica que el vapeo puede favorecer la acumulación de grasa en el hígado, lo que puede ser perjudicial para la salud.
A pesar de la creencia popular de que el vapeo puede ayudar a dejar de fumar, la comunidad médica asegura que no es un método efectivo, ya que la nicotina es una sustancia tóxica y altamente adictiva. En cambio, se recomienda buscar la ayuda de un profesional médico para recibir el tratamiento adecuado y contar con apoyo psicológico para dejar de fumar de manera exitosa.
En resumen, el vapeo no es una alternativa más segura que el tabaco y puede tener efectos dañinos en la salud pulmonar, bucal y cardiovascular. No ayuda a dejar de fumar, ya que la nicotina es adictiva, y es importante buscar la ayuda de profesionales médicos para dejar de fumar de manera efectiva y proteger la salud.