Morelia, Mich. 16 de agosto 2023.- En los últimos meses, la intersección entre las Calles Martín Monje y la Juan Manuel Pantoja, contigua a la Monumental de Morelia, ha experimentado una transformación desalentadora. Cada mañana, el escenario se despliega ante nuestros ojos como una escena de caos: con botes, cajas y conos invadiendo el espacio público, colocados por individuos que la población reconoce como los “viene viene”.
La rutina es invariable: aquellos automovilistas que deseen estacionarse en la vía pública se ven coaccionados a pagar una cuota impuesta por estos personajes, como si la calle misma hubiese sido subastada al mejor postor.
La sensación que prevalece es que las calles han sido privatizadas de manera insidiosa y sin ningún miramiento por el bienestar colectivo. La posibilidad de estacionarse libremente, un derecho inherente a todos, se ha desvanecido como un espejismo en el desierto. Es particularmente frustrante en las inmediaciones del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, un sitio que debería irradiar imparcialidad y justicia, pero que se ve eclipsado por la omnipresencia de los “viene viene”.
Cabe cuestionarnos el motivo por el cual la Policía de Morelia, presumida públicamente por el Presidente Alfonso Martínez Alcázar como la élite policial del país, permanece ajena a esta flagrante violación del Reglamento de tránsito y que se perpetúa día tras día.
La respuesta se presenta como una amalgama de posibles explicaciones, ninguna de las cuales arroja un destello de optimismo.
¿Acaso el Presidente Municipal de Morelia vive en su propia fantasía?, llamémosle ALFONSILANDIA, ajeno a la problemática que aflige a los ciudadanos? Pareciera que, en efecto, nos vemos condenados a adaptarnos a esta triste realidad, donde las promesas de seguridad se disuelven en una atmósfera de desasosiego y desencanto.
