Morelia, Michoacán, 9 agosto 2024 – A pesar de una inversión de 35 millones de pesos, la inauguración del bajopuente del distribuidor vial Paso Morelos por parte del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla deja más preguntas que respuestas sobre su verdadero impacto en la comunidad.
El proyecto, que abarca 16 mil metros cuadrados, incluye un parque de patinaje, un paseo cultural, parabuses, infraestructura verde, accesibilidad para personas con discapacidad, luminarias, ciclovía y áreas para ejercicio. Sin embargo, los beneficios de estas obras parecen limitados en relación a las necesidades reales de la zona.
El distribuidor vial, ubicado en la salida a Salamanca, fue diseñado originalmente para el tránsito vehicular, sin un enfoque claro en la seguridad de los peatones. Aunque el gobierno estatal afirma que esta intervención mejora la seguridad de la comunidad estudiantil del Tecnológico de Morelia, el hecho de que este sea solo el segundo bajopuente de su tipo en la ciudad genera incertidumbre sobre la planificación urbana en la capital.
La titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Movilidad (Sedum), Gladyz Butanda Macías, intentó justificar la obra señalando que es un ejemplo de infraestructura pública integral, pero el escepticismo persiste. Además, la conservación de vestigios del antiguo Camino Real de Valladolid en el área, si bien es un aporte cultural, parece más un intento de maquillar un proyecto que pudo haber tenido un enfoque más directo y práctico en las necesidades cotidianas de los habitantes.
Mientras tanto, la presencia de funcionarios como Luis Navarro García, secretario de Finanzas y Administración, y Rogelio Zarazúa Sánchez, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, entre otros, no logra disipar las dudas sobre la eficiencia y el verdadero valor de esta inversión para la población de Morelia, que sigue enfrentando problemas más urgentes que una ciclovía o un parque de patinaje.
