Morelia, Michoacán; 26 febrero 2025. En una reuníón de la dirigencia y liderazgos realizada en Morelia este 26 de febrero, el Partido Acción Nacional (PAN) en Michoacán ha salido a proclamar su supuesto fortalecimiento, destacando la unidad de su estructura partidista y el trabajo de sus funcionarios en distintos niveles de gobierno. Sin embargo, más allá del optimismo en sus comunicados, surgen cuestionamientos sobre si esta reafirmación responde a una verdadera consolidación o a una estrategia de supervivencia ante un escenario político adverso.
Contando con la presencia del virtual aspirante a la gubernatura de Michoacán, Alfonso Martínez Alcázar, los dirigentes del Comité estatal y de varios municipios, así como diputados lanzaron el “sistema PAN Michoacán” y la consigna “el PAN de la gente”, y la optimista declaración “Estamos recuperando la confianza de la #Ciudadanía que ha sido afectada por las pésimas decisiones de #Morena. La gente está despertando y tomando conciencia de que las decisiones de este #Gobierno afectan directamente su #Economía, #Seguridad y #CalidadDeVida “
Desde hace varios años, el PAN ha enfrentado una notable pérdida de influencia en el estado, cediendo terreno ante Morena y otras fuerzas políticas emergentes. Las derrotas electorales recientes han evidenciado una desconexión con el electorado, y el partido ha sido incapaz de consolidar liderazgos con verdadero arrastre popular. A pesar de su discurso de unidad, las divisiones internas siguen latentes, con grupos que buscan imponer su agenda sin lograr una dirección clara.
La dirigencia estatal insiste en destacar los “buenos gobiernos de Acción Nacional”, pero la realidad muestra un desempeño irregular en varios municipios gobernados por el partido. En Morelia, por ejemplo, las promesas de seguridad y desarrollo económico han quedado a medias, mientras que en otras demarcaciones la administración panista se ha visto envuelta en conflictos internos y críticas por falta de resultados concretos.
Además, la insistencia en los valores tradicionales de “familia” y “dignidad de las personas” se percibe como un discurso anclado en el pasado, poco acorde con los cambios sociales y la exigencia de políticas más inclusivas. Mientras otros partidos han intentado modernizar su narrativa para conectar con nuevas generaciones, el PAN sigue apostando por mensajes que, aunque efectivos con su base tradicional, no han logrado atraer nuevos votantes.
A pesar del entusiasmo mostrado en su reciente mensaje, el PAN en Michoacán enfrenta un panorama incierto. Si bien intenta proyectar una imagen de solidez, la realidad política apunta a un partido en busca de relevancia en un contexto donde su influencia ha disminuido significativamente. La verdadera prueba de su “fortalecimiento” será en las próximas elecciones, donde se verá si realmente ha logrado recuperar la confianza de la ciudadanía o si simplemente sigue aferrado a un discurso que ya no tiene el mismo eco de antes.