Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich., 15 de junio de 2025.- ¡”Come on, sugar”! El viejo lobo del rock, Rod Stewart, se va a volver a trepar al escenario queretano donde hace casi cuatro décadas armó tremendo desmadrito que le cambió la jugada a la música en México. Sí, el mismo Estadio Corregidora de Querétaro, ese que en 1989 vio nacer los conciertos masivos como los conocemos hoy, recibirá de nuevo al británico que vino a tumbar muros —y no nomás los de sonido.
La tocada está armada pa’ este 9 de octubre y ya está calentando motores. No es cualquier presentación: es el regreso del rock en estado puro, como cuando en plena época de represión y censura al género, el gobierno se hacía el sordo pero metía tijera sin pudor. Aquellos tiempos oscuros en que tocar rock era casi un acto criminal y a los jóvenes se les miraba con lupa por andar con greña larga y chamarra de mezclilla.
Pero en ese entonces, Rod la rifó con todo y peluca rubia, y su show fue un balde de libertad en plena “Berlín mexicana”, como muchos le decían a ese México cuadrado y mojigato donde la raza nomás quería gritar, bailar y soñar sin permiso.
Hoy, con 36 años encima, Stewart vuelve y no lo hace solo: Paul Young, los legendarios UB40, y Earth, Wind & Fire “The Experience” feat. Al McKay se suman al reventón para prender la noche como si fuera la última. Un cartel que parece más un viaje al pasado, pero con boleto VIP al futuro.
Los boletos ya están rolando y traen precios pa’ todos los bolsillos —si es que aguantan la inflación y la quincena no se la comió el súper. Desde 700 hasta 5,900 pesos, según la zona: la platea sur anda en mil 400, y los más prendidos que quieran sentir el sudor del Rod en cancha oro, tendrán que soltar 3,600 varitos.
Así que ya saben, raza: el rock no ha muerto y menos si Rod vuelve a pisar la tierra donde hizo historia. Si no estuviste en el ‘89, esta es tu revancha; y si sí estuviste, es la oportunidad de volver a gritar con el alma ese “Do ya think I’m sexy?” como si no pasaran los años… aunque las rodillas digan lo contrario.
¡Nos vemos en la Corregidora, con puro power británico y nostalgia sin censura!