Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 20 junio 2025.- El Cineclub de la Casa Natal de Morelos no se raja: con 45 años encima, sigue proyectando historias y levantando conciencias desde el corazón de Morelia. La Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) le armó tremendo homenaje por más de cuatro décadas de cine y memoria viva, donde no faltaron los aplausos ni las lágrimas.
Tamara Sosa Alanís, quien lleva las riendas de la Secum, soltó palabras que llegaron al pecho: “Este cineclub es más que una sala, es un refugio, un acto de resistencia cultural”. Y pa’ ponerle más corazón al asunto, entregó una moneda conmemorativa de los 200 años de Michoacán a don Benjamín Díaz, viejo lobo de mar que mantuvo el proyector encendido de 1986 hasta 2019.
La jornada no se quedó en discursos. Se aventaron dos documentales bien sentidos: Lo que nos queda y Cámara oscura, del michoacano Yudiel Landa, que le entra sin miedo al tema de la pérdida, la memoria y el cine como espejo del alma colectiva. Después se armó el conversatorio “Una sala, mil miradas”, con el colectivo Ojo Libre, donde se habló del cine como archivo de barrio, de lucha y de esperanza.
Jennifer Córdova Solís, del Departamento de Cine de la Secum, dio las gracias a toda la banda que ha mantenido viva esta sala contra viento, marea y recortes. “Este espacio no se sostiene solo, se sostiene con la raza que cree en la cultura”, dijo con firmeza.
Yudiel, por su parte, no se guardó nada: recordó cómo en su tierra, Nueva Italia, cerraron el último cine y lo que duele perder ese rincón de sueños. “Ir al cine es también reconstruirse. Cada película es una forma de recordar quiénes somos y qué no debemos olvidar”, soltó ante un público que lo escuchó con respeto.
El Cineclub Casa Natal no sólo sigue proyectando cintas: proyecta memoria, dignidad y cultura desde lo más hondo del arrabal michoacano. Y mientras haya barrio, habrá cine. Y si hay cine, la resistencia sigue viva.