Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 30 de junio de 2025.- México se anda carburando con gasolina chueca. Y no, no es leyenda urbana. Según el Financial Times, hasta el 27% del combustible que se consume al año en el país viene de fuentes piratas, en un negociazo criminal que opera desde Texas hasta las calles de Apodaca o Zacatecas, compitiéndole al tú por tú a Pemex.
Así como lo lee, el huachicol ya no se extrae nomás del subsuelo mexicano: ahora se importa en barcos, trenes y camiones desde Estados Unidos, usando triquiñuelas legales, facturas fantasmas y hasta lagunas fiscales. Y pa’ acabarla, lo reparten por medio de una red bien armada que incluye muelles clandestinos, pipas con bandera blanca y gasolineras que despachan barato… pero quién sabe qué.
El truco del IEPS y los “lubricantes milagrosos”
¿La trampa? El crimen se coló por un hueco legal del IEPS, ese impuesto que aplica a la gasolina y el diésel… pero no a los lubricantes industriales. Entonces empezaron a llegar buques enteros cargados de diésel, pero en los papeles decía “aceites especiales”. Así cayó, por ejemplo, el buque Cosmic Glory, que supuestamente traía 17 mil toneladas de aditivos… y traía puro diésel.
Según los datos del FT, al menos 11 barcos hicieron el mismo numerito, descargando en puertos como Tampico o Altamira, y de ahí directo al mercado negro. Algunos puntos se convirtieron en centros de carga para miles de pipas que luego iban a dejar el combustible a almacenes clandestinos o estaciones de servicio pirata.
El tamaño del billete
Se calcula que este huachicoleo transfronterizo dejó entre 12 mil y 21 mil millones de dólares al año, y que en estados como Nuevo León y Zacatecas hasta el 40% de los carros andan con ese carburante chueco. Eso quiere decir que uno de cada cuatro vehículos en el país anda jalando con gasolina pirata.
Las estaciones de “precio amigo”
Una de las joyitas fue una gasolinera de “marca” KPetrom en Apodaca, Nuevo León, donde la gente hacía fila para llenar el tanque a 20 pesos el litro, cuando lo normal era más de 25. La Profeco hasta le dio una estrellita en septiembre de 2024 por tener “los mejores precios”. Pero tres semanas después la clausuraron, pues descubrieron que vendía huachicol y tenía bombas modificadas.
La empresa KPetrom se lavó las manos y dijo que ni la conocían, que les piratearon el nombre. Pero la mancha ya estaba.
La otra cara del petróleo
Con este esquema, los cárteles le están compitiendo al mismísimo Estado mexicano en uno de sus negocios clave, y encima financian sus otras movidas criminales. En vez de coca o armas, ahora el billete está en la gasolina. Ya no andan en burros ni fuscas viejas: tienen satélites, software, operadores financieros y rutas internacionales.
Mientras tanto, Pemex mira de lejos, con ductos pinchados y ventas en picada. Y lo peor: el gobierno todavía no atina a cerrar el paso al negocio criminal más moderno del país.
Así que si alguna vez llenaste el tanque “bien barato” y tu carro empezó a toser… ya sabes de dónde venía ese jugo negro.