Por M. Angel Villa Juárez
San Francisco Ichán, Chilchota, 1 de julio de 2025.- Pa’ que no se apague el canto del pueblo, la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) y la Comisión Representativa Pirericha armaron el taller “La música es alegría” en esta comunidad p’urhépecha que, dicho sea de paso, trae el ritmo en la sangre.
La movida se hizo en conjunto con el colectivo Xirangua Ambakiti y se enfocó en lo mero bueno: rescatar, fortalecer y pasar el legado de la pirekua a las nuevas generaciones, esas que a veces nomás oyen reguetón, pero que al escuchar el canto tradicional sienten cómo les vibra el corazón desde las raíces.
Fue el maestro Eloy Zamora Magaña, músico de abolengo y bien plantado en la tradición, quien se aventó el jale de dirigir el taller. A lo largo de varias sesiones le fue compartiendo a la chamacada no sólo la técnica musical, sino también el sentir, el origen, la historia y hasta la cosmogonía detrás del canto p’urhépecha, que no es cualquier cosa: es poesía, es lucha, es memoria viva del pueblo.
Hubo de todo: prácticas musicales, conversatorios, encuentros con pirerichas de cepa —esos sabios que le cantan a la tierra, al amor, al duelo y al maíz con el alma por delante—. Así, el taller se convirtió en un fogón de saberes donde la juventud aprendió que la pirekua no es sólo para las fiestas, sino para sostener la identidad y no dejar que se muera lo nuestro.
Desde la Secum, la jefa Tamara Sosa Alanís dejó claro que la intención es llevar la cultura hasta el último rincón del estado, especialmente aquellas expresiones que nacen del corazón comunitario. “El canto tradicional no es adorno, es resistencia y orgullo”, soltó en el marco del taller.
Con estas acciones, la Comisión Pirericha sigue demostrando que los pueblos no necesitan permisos para crear, pero sí respaldo para que su canto llegue más lejos.
Y así, entre guitarras, voces y corazones, en Ichán se volvió a cantar lo nuestro… sin miedo al olvido.