Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 04 julio 2025.— Con sonrisa de oreja a oreja, bata bien puesta y el alma llena de orgullo, este jueves la generación 2020-2025 de la Facultad de Odontología de la Universidad Michoacana recibió su tan esperada carta de pasante, en una ceremonia donde la rectora Yarabí Ávila González no se anduvo con rodeos y soltó la neta del planeta: “El humanismo es lo que debe marcar su camino como profesionistas, no nomás la técnica”.
Con la enjundia que la caracteriza, la mera jefa de la Nicolaita les echó porras a las y los nuevos dentistas, pero también les dejó tarea: llevar en alto el nombre de una institución pública, esa que los formó con sudor, desvelo y, cómo no, también con cariño.
“El agradecimiento se demuestra atendiendo no sólo al que puede pagar, sino al que más lo necesita”, dijo doña Yarabí, dejando claro que el compromiso social no es opcional, sino el corazón de lo que se aprende en la UMSNH.
El evento estuvo cargado de emoción. Se notaba en los abrazos de madres y padres, en los ojos brillosos de abuelos que aguantaron la lágrima, y en las caras de quienes, tras cinco años de chinga y esfuerzo, hoy ven cumplido un sueño que no es menor.
Ahí también estuvo el director de la Facultad de Odontología, Ricardo Arroyo Aguilera, quien recordó que ese papel que les entregan no representa solo una firma y un sello, sino cinco años de esfuerzo, sacrificios y ganas de salir adelante. Les pidió que no se olviden de vivir, de celebrar, de gozar cada paso que den.
Y como siempre, la voz de los estudiantes no podía faltar. La encargada de echar verbo fue la egresada Katia López Zepeda, quien soltó la frase que se clavó en más de un corazón: “El verdadero éxito no se mide con promedios, sino en cómo tocamos la vida de las personas”. Ahí sí, se oyó el aplauso fuerte, de esos que raspan el alma.
La ceremonia también contó con la presencia de representantes de la Secretaría de Salud y de varias dependencias universitarias, que se sumaron al orgullo colectivo por una generación que, a pesar de los golpes de la pandemia, salió a flote con puro coraje y compromiso.
Así que ahí los tienes: dentistas nicolaitas, humanistas de hueso colorado, con la fresa en una mano y el corazón en la otra, listos pa’ entrarle al servicio social y mostrar que cuando se mezcla el conocimiento con empatía, no hay dolor que no se cure ni sonrisa que no se salve.