El Museo del Estado se rifa con 39 años de pura cultura michoacana

Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 14 julio 2025.- Con bombo, son y tradición bien plantada, el Museo del Estado de Michoacán (MEM) se aventó una pachanga de aquellas para festejar sus 39 años de aguantar vara como guardián de la historia, la cultura y el arte que corren por las venas de este estado bravo y orgulloso.

La fiesta no fue cualquier cosa: en el Patio de la Magnolia, que se llenó hasta las lámparas, se dejó caer la Orquesta Emenda Música P’urhépecha, que puso a vibrar los muros coloniales con sones, abajeños, pirekuas y hasta rolitas originales que le sacaron suspiros y aplausos al respetable.

En representación de la mera mera de la Secretaría de Cultura, Tamara Sosa Alanís, estuvo la directora de Vinculación e Integración Cultural, Cynthia Ireri Vargas Cervantes, quien echó verbo pa’ decir que el museo sigue dando batalla gracias al equipo rifado que lo cuida, los directores que lo han sabido llevar, y sobre todo, al público que lo arropa cada día.

Por su parte, Loriday Karen Pérez Santacruz, quien trae el timón del MEM, recordó que este changarro cultural nació en 1984 con una sola misión: acercar a la banda a sus raíces y darle espacio al talento local que está de sobra en el estado. También, Patricia Cervantes Cortés, parte del personal del museo, dijo que el alma de este lugar no son las paredes, ni los objetos, sino la raza que entra y le da vida. Hizo especial mención a la joyita del lugar: la histórica Farmacia Mier.

La orquesta invitada, compuesta por pura juventud de Charapan, Copándaro, Paracho, Tingambato y Urén, mezcló lo tradicional con lo contemporáneo, armando un cotorreo musical que demuestra que la cultura purépecha está más viva que nunca.

La Secretaría de Cultura de Michoacán aprovechó la ocasión para echar el grito: que la gente no se olvide de este lugar, que es de todos y pa’ todos. Un sitio donde la identidad, la creatividad y la tradición no solo se conservan, sino que se gozan y se comparten.

¡Y que vengan muchos años más, MEM! Porque sin memoria, no hay rumbo, y sin cultura, no hay barrio.