Arde Casa Michoacán: Arantepacua se planta con piedras, fuego y hartazgo

Por M. Ángel Villa Juárez, con información de Rosa Urbina y Rosendo Martínez.
Morelia, Mich., 26 mayo 2025.- Este lunes arrancó con el pie izquierdo para la banda de Casa Michoacán. Un pequeño pero bravo grupo de integrantes de la comunidad purépecha de Arantepacua se dejó caer con todo: piedras, palos, petardos y hasta bombas molotov volaron por los aires en la entrada de la Casa de Gobierno, exigiendo algo que muchos ya cuchichean en las calles: la renuncia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.

La escena parecía sacada de un levantamiento popular. A eso de las 8 de la mañana, los manifestantes, con el rostro cubierto y la rabia a flor de piel, derribaron la puerta principal del inmueble, apoyados, según se reporta, por vehículos de empresas ajiotistas (esas que nomás llegan a exprimir al pueblo con créditos con interés de cuello blanco).

Quienes pasaban por el libramiento sur de Morelia, a la altura de la Casa de Gobierno, toparon con el caos: no hay circulación, hay presencia policiaca y el clima es de alta tensión. La gente que iba rumbo al jale tuvo que dar la vuelta, mientras patrullas, antimotines y uno que otro curioso se asomaban con precaución.

Según informes proporcionados por reporteros de este medio, los de Arantepacua están hartos de la corrupción, del olvido institucional y de que sus demandas históricas se sigan manejando con el clásico “ahí luego vemos”. Lo de hoy no fue improvisado: llevaban rato anunciando que si no los escuchaban, iban a reventar la escena.

Y reventaron.

Los manifestantes traían su propio libreto de acción directa: no hubo discursos, hubo piedras. No hubo pancartas, hubo fuego. Y no hubo peticiones tibias, sino un grito que suena cada vez más fuerte en varios rincones de Michoacán: que se vaya el que no cumple.

Aunque no se reportan heridos de gravedad hasta el momento, el riesgo sigue latente. Las autoridades han desplegado fuerzas de seguridad para contener el desmadre, pero el ambiente se siente cortado con machete. Se habla incluso de posibles detenciones, aunque los ánimos no se han calmado ni tantito.

Mientras tanto, ciudadanos en redes sociales piden tomar precauciones si se anda por la zona. Y no es para menos: Casa Michoacán hoy no es oficina de gobierno, es zona de guerra.

Así está la cosa: un lunes encabronado, un pueblo que dice “ya basta” y un gobierno que no atina a responder. Veremos en qué termina el agarrón. Pero si algo quedó claro hoy, es que los de abajo ya se cansaron de ser los que siempre esperan.