Por M. Angel Villa Juárez
Morelia, Mich. 26 de julio de 2025..- ¡Ya era hora! En tierras lejanas de Cancún, la Secretaría de Salud de Michoacán sacó pecho y presentó con bombo y platillo su Brigada Comunitaria de Salud Mental para Pueblos Originarios, un esfuerzo que —dicen— va dirigido a la banda que ha sido históricamente olvidada: nuestras comunidades indígenas.
Este rollo se presentó en el Encuentro Nacional de Salud Mental, donde Michoacán se rifó exponiendo cómo desde su Dirección de Salud Mental le están entrando al quite pa’ que el derecho a una mente sana no sea privilegio de ciudad, sino también llegue hasta donde truena el cohete y retumba la lengua madre.
Según cuentan desde la propia Secretaría, esta brigada jala parejo con la raza purépecha, otomí, mazahua y demás pueblos originarios del estado, respetando sus costumbres, su visión del mundo y, sobre todo, su manera de sanar. Nada de imponer recetas de laboratorio nomás por nomás, sino que aquí se cruzan el conocimiento ancestral y el enfoque clínico moderno.
Este programa le apuesta a formar promotores comunitarios, llevar atención psicológica donde ni el WiFi llega, y quitarle el estigma al tema de la salud mental que en muchos lados sigue siendo tabú. También armaron talleres, círculos de palabra, acompañamiento emocional y acciones pa’ prevenir las crisis.
Aunque la presentación fue en playa y traje, lo neta es que la chamba es pa’ los cerros, los caminos empedrados y las comunidades donde la vida es dura y la salud mental vale oro. Ojalá y este no sea otro proyecto que se quede en el PowerPoint, porque la banda de los pueblos originarios merece algo más que promesas bonitas.
Con esta brigada, Michoacán se coloca entre los primeros estados que meten las manos en serio pa’ llevar atención mental intercultural al corazón de sus raíces. Ahora falta que se mantenga, se refuerce y no se quede nomás como foto de evento chido.