Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 2025 — Este miércoles, bajo el techo majestuoso de la Capilla Sixtina, dio inicio el Cónclave 2025, un evento crucial en la historia de la Iglesia Católica, en el que 133 cardenales con derecho a voto se han reunido para elegir al sucesor del Papa Francisco, fallecido el mes pasado tras más de una década de pontificado.
La ceremonia comenzó con la tradicional “extra omnes”, frase que marcó el cierre de las puertas de la Capilla Sixtina y el inicio del encierro de los cardenales, quienes no podrán comunicarse con el exterior hasta que se haya alcanzado una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Pontífice.
México presente en la elección papal
Entre los cardenales con derecho a voto, dos mexicanos tienen un papel activo en esta histórica decisión. Se trata del arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, y del arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, quienes forman parte del selecto grupo de purpurados que decidirán el futuro de la Iglesia universal.
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Carlos Aguiar Retes, originario de Tepic, Nayarit, tiene 75 años y fue nombrado cardenal por el Papa Francisco en 2016. Encabeza desde 2017 la Arquidiócesis de México, una de las más grandes e influyentes del mundo católico.
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Francisco Robles Ortega, de 76 años, es arzobispo de Guadalajara desde 2012 y fue elevado al cardenalato por el Papa Benedicto XVI en 2011. Es reconocido por su defensa de los valores tradicionales y su cercanía con la feligresía.
Ambos representan a México entre los 70 países que cuentan con cardenales electores en este cónclave, lo que resalta el carácter global y multicultural de esta elección. Este año, incluso naciones como Haití, Papúa Nueva Guinea y Sudán del Sur participan por primera vez con cardenales votantes.
Los cardenales mexicanos que ya no votan
Aunque México cuenta con seis cardenales en total, solo dos cumplen con el requisito de edad para participar en el cónclave. Según la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, los cardenales mayores de 80 años pierden el derecho a voto, aunque conservan su título y funciones eclesiásticas.
Los cuatro purpurados mexicanos que quedaron fuera por edad son:
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Alberto Suárez Inda, arzobispo emérito de Morelia, de 86 años.
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Felipe Arizmendi Esquivel, de 85 años, exobispo de San Cristóbal de las Casas.
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Juan Sandoval Íñiguez, de 92 años, arzobispo emérito de Guadalajara.
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Norberto Rivera Carrera, de 82 años, arzobispo primado de México durante más de 20 años.