Israel García Zamudio *
Nuestro país (México), es sumamente rico en diversos recursos naturales, los cuales, dependiendo de cada región, presentan factores y características únicas en flora, fauna, orografía e hidrografía que permiten desempeñar diversas actividades productivas en beneficio de todas y cada una de las regiones del país.
Gran parte de todos estos recursos se encuentran inmersos en la propiedad social (ejidos y comunidades agrarias), ya que más del 50% del territorio nacional está compuesto por propiedad social, es decir, por ejidos y comunidades, en los cuales converge gran parte del potencial de desarrollo que puede ser aprovechado. Estos ejidos y comunidades requieren el acompañamiento de diversas instancias y elementos a fin de poder aprovechar de una manera sustentable los diversos beneficios que en sus tierras pueden encontrarse de manera natural y al alcance de sus habitantes.
Sin embargo, una percepción errónea que se suele tener sobre la tierra de ejidos y comunidades agrarias, es que solamente son o se pueden aprovechar para la actividad agrícola y de cultivo, sin tener la visión de explorar todo el potencial que pueden tener de acuerdo a la región o zona del país donde se encuentren.
El campo es más que lo agrícola. En las zonas ejidales y comunales se pueden llevar a cabo un sinfín de actividades productivas, ya sea en el ámbito forestal, de ecoturismo, agroindustriales, explotación de hidrocarburos y materiales pétreos, generación de energías limpias como la eólica, entre otras muchas más, además de considerar que gran parte de los litorales de nuestro país pertenecen a diversas ejidos y comunidades agrarias, ya que sin ir muy lejos, aquí en costas de nuestro Estado de Michoacán, gran parte de sus litorales pertenecen a comunidades agrarias.
Para ello, es importante establecer programas y planes de desarrollo afines a los recursos y características de cada una de las zonas rurales y agrarias de nuestro país, establecer diversas líneas de acción encaminadas a la generación de actividades productivas, que sean factibles en las diversas zonas agrarias con el fin de aprovechar de manera responsable y rápida la gran variedad de recursos naturales con las que cuentan.
El campo, sin menospreciar la actividad esencia del cultivo de productos para la vida humana, no es únicamente dicha acción productiva, sino que las zonas rurales (ejidos y comunidades) son mucho más que eso, tienen potencial para desarrollar todo tipo de aspectos productivos, lo que hace necesario que las diversas instancias de gobierno establezcan líneas concretas de acción a fin de potencializar las diversas regiones rurales de nuestro país.
* El autor es especialista en temas agrarios y fue delegado de la Procuraduría Agraria en Puebla y Querétaro.