Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 06 julio 2025. – Entre abrazos, selfies y palabras bien peinadas, este 4 de julio el PRD Michoacán volvió a jurar que sigue más vivo que nunca. La senadora Araceli Saucedo Reyes se sentó a la mesa con el líder estatal Octavio Ocampo Córdova y la dirigente municipal Lucila Martínez Manríquez, para decir que van con todo por la agenda social, el territorio y el pueblo. Pero la raza se pregunta: ¿con qué herramientas?
En la reunión se habló de todo: que si fortalecer al partido, que si caminar al lado del pueblo, que si no soltar las causas de la izquierda. Todo muy bonito, pero fuera del salón con aire acondicionado, la calle sigue rugiendo, y hay muchas colonias que no han visto un solo beneficio de esos proyectos “progresistas”.
“En el PRD no nos rajamos”, dijo bien entonada Saucedo Reyes. Pero más de uno se acordó que cuando tocaron los momentos bravos en el Senado de la Republica y Congreso, varios de esos liderazgos brillaron… pero por su ausencia.
También se reconoció el trabajo del Comité Municipal en Morelia, que mantiene —según dijeron— una política de “puertas abiertas y diálogo permanente”. Aunque si uno camina por las colonias del norte y el sur de la ciudad, lo que más abunda es el desencanto. ¿Dónde están esas asambleas abiertas? ¿Dónde la escucha activa?
El discurso fue directo: justicia social, democracia auténtica y derechos humanos. Pero el dilema es otro: ¿cómo se defienden esas banderas cuando muchas veces el PRD termina del brazo con las élites o entregando candidaturas a quienes jamás han pisado la banqueta?
“La izquierda no es nostalgia, sino proyecto vivo”, dijo Ocampo con voz firme. Y tiene razón. Pero para que no sea nostalgia, hace falta algo más que palabras y reuniones entre cuates: se necesita calle, congruencia y entrega total al pueblo, no solo en tiempos electorales.
Así las cosas, mientras el PRD afina machete y dice que va por todo, el pueblo sigue esperando que no se trate solo de discurso bonito ni de reconstrucción de marca, sino de una izquierda que vuelva a ensuciarse los zapatos en el lodo de las causas reales.