Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 21 agosto 2025..- Qué poca madre, banda. Resulta que en Acapulco el chisme está que arde porque la alcaldesa Abelina López Rodríguez le ganó la partida al periodista Jesús Castañeda, director del medio Acapulco Trends.
El Tribunal Electoral de Guerrero ordenó que el comunicador se disculpe públicamente por 15 días seguiditos con la presidenta municipal, luego de que publicara una investigación donde se destapaban “inconsistencias” en 898 millones de pesos destinados a los damnificados del huracán Otis.
La cosa está brava: el dinero que supuestamente iba pa’ reconstruir y apoyar a la gente afectada por la desgracia natural del 2023 apareció con broncas en las cuentas, según la Auditoría Superior del Estado. Acapulco Trends lo exhibió, pero la respuesta fue una denuncia por “violencia política de género”.
El fallo del Tribunal no solo obliga al periodista a disculparse diario durante dos semanas, también lo trae ahorcado con 20 mil pesos en multas, cursos obligatorios sobre violencia de género y la amenaza de caer al bote si no cumple con las disculpas.
Lo que prende más la mecha es que otros medios publicaron lo mismo sobre los 898 millones, pero el único que salió castigado fue Acapulco Trends. ¿Coincidencia? La raza dice que ni de chiste.
El Tribunal se clavó sobre todo en expresiones que el reportaje traía, como la supuesta “afición por las mujeres” de Abelina y que en las donaciones se marcaba el sello de “Abelina 2024”, acusando que eso es violencia política de género.
Del lado de la alcaldesa, ella se defiende diciendo que no busca censurar, sino ponerle un alto a expresiones misóginas. Pero el periodista no se dobla:
—“Esta sanción no nos va a frenar, vamos a seguir exhibiendo la corrupción”, soltó Castañeda, retando al poder.
La calle ya lo bautizó como el caso “Dato Protegido 2.0”, recordando cuando el INE obligó a un usuario a disculparse con una diputada. Ahora no fue un tuitero cualquiera, sino un periodista que se metió con los billetes del huracán.
Acapulco se pregunta: ¿justicia o censura disfrazada? Mientras tanto, el periodista tendrá que tragarse su orgullo y disculparse todos los días frente a la alcaldesa, aunque medio mundo sospecha que lo hacen más para callar bocas incómodas que para defender derechos.