En la opinión de Miguel A. Villa Juárez, para Pulso Michoacano
¡Notición! Resulta que un grupo de maestros en Morelia, esa ciudad llena de historia y cultura, fue descubierto en plena acción. ¿Qué estaban haciendo, te preguntarás? ¡Bebiendo cervezas en la escuela primaria Ignacio Allende!
Sí, amigos, parece que los maestros también necesitan su dosis de diversión, y qué mejor lugar para disfrutarla que en una institución educativa.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla no pudo contener su indignación y declaró que esto “demerita una gran labor del magisterio”. ¡Vaya sorpresa! ¿Quién hubiera pensado que los maestros bebiendo alcohol en un centro educativo podría enviar un mensaje negativo a la sociedad?
Claro, es un detalle menor, después de todo, ¿quién no ha bebido unas cervezas en el trabajo, verdad?
Pero eso no es todo, mis amigos. El maestro Óscar Daniel Silva Mora, uno de los implicados, salió a dar su versión de los hechos. Según él, fue todo un malentendido. Resulta que este grupo de maestros, después de cumplir con su ardua labor profesional, se dedica a aprender y practicar danza folclórica mexicana.
¡Qué bonito! Así que después de un intenso ensayo, decidieron tomarse un descanso y comprar refrescos. Oh, espera, ¿dije refrescos? Quise decir cervezas, sí, cervezas. Por supuesto, llevar cervezas a una escuela es totalmente normal y comprensible.
Pero no todo fue diversión y risas. Un policía, que también es padre de familia de la institución, irrumpió en la escuela y arruinó su pequeña fiesta. Según Silva Mora, el policía se comportó de manera grosera y prepotente, cuestionando su actividad en el lugar. ¡Qué falta de sentido del humor tiene ese policía! ¿No sabe que la danza folclórica y la cerveza van de la mano?
Después de este desafortunado incidente, el maestro presentó una denuncia contra el padre de familia que grabó su convivio. Claro, porque la verdadera víctima aquí es él, ¿verdad? Y para rematar, se hace el héroe y llama a las autoridades educativas para que intervengan.
Sí, claro, porque lo importante aquí es proteger a los maestros que deciden convertir una escuela en un bar clandestino.
En fin, solo nos queda esperar y ver cómo se desarrolla esta trama tan emocionante. ¿Qué castigo recibirán los maestros? ¿Se prohibirá la danza folclórica en las escuelas? ¿Se convertirá la primaria Ignacio Allende en un santuario para los amantes de la cerveza?
O incluso podría ser que este grupo de maestros sean los incomprendidos profetas del futuro, (recordemos que nadie es profeta en su tierra), y solo nos estén señalando el destino que deberían tener las escuelas que se van quedando sin alumnos; convertirse en bares.
