Morelia, Michoacán, 29 octubre 2024. La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) ha lanzado su campaña de boteo para Teletón 2024, con la participación de la rectora Yarabí Ávila González y la directora del Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil Teletón (CRIT) en Michoacán, Tatiana Cruz Lira. Sin embargo, a pesar del ambiente festivo, persiste un sentimiento de incertidumbre sobre la capacidad de la comunidad universitaria para sostener un compromiso significativo en tiempos difíciles.
La campaña se llevó a cabo en Ciudad Universitaria, donde el personal del CRIT, junto con las mascotas icónicas del Teletón, recorrió los pasillos y salones, siendo recibido con entusiasmo por estudiantes y docentes. Aunque se alentó a la comunidad a participar y donar, la realidad económica actual plantea interrogantes sobre la efectividad de esta recaudación. En un contexto donde muchos estudiantes enfrentan dificultades financieras, el llamado a contribuir puede caer en oídos sordos.
La rectora Ávila González expresó su satisfacción por el inicio de la campaña, subrayando el compromiso humanista de la universidad. Sin embargo, el desafío radica en convertir esa buena voluntad en acciones concretas de apoyo. La frase “somos una Universidad humanista” resuena, pero en la práctica, la capacidad de respuesta ante las necesidades de la comunidad a menudo se ve limitada por la falta de recursos.
Tatiana Cruz Lira también destacó la importancia de la colaboración con la UMSNH, pero su optimismo se ve empañado por la realidad de que, aunque el espíritu altruista está presente, las contribuciones no siempre alcanzan para hacer una diferencia significativa en las vidas de los beneficiarios del CRIT. “No hay donativo pequeño”, insistió, pero la escasez de recursos podría llevar a que esta campaña no logre el impacto esperado.
Además, el llamado a que los estudiantes visiten las instalaciones del CRIT para conocer el destino de los recursos recaudados es una estrategia loable, pero puede que no sea suficiente para motivar a una población que lucha diariamente con la carga de la educación y la incertidumbre económica. La conexión emocional con la causa es vital, pero debe ir acompañada de acciones efectivas que resalten el verdadero valor de la solidaridad.
A pesar del entusiasmo inicial, el futuro de esta campaña de boteo es incierto. La comunidad nicolaita, aunque reconocida por su sentido de humanidad, enfrenta una serie de retos que podrían dificultar su capacidad de respuesta. La necesidad de apoyo es apremiante, y mientras se pinta de morado y amarillo, la pregunta que queda es si realmente se podrá materializar el altruismo en acciones que marquen una diferencia significativa en la vida de quienes más lo necesitan.