La CNTE le pone candado al SAT, bloquean oficinas : no hay lana, no hay recaudación

Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich., 12 de junio de 2025.- Morelia amaneció sacudida por la raza magisterial. Y no fue una sacudida cualquiera: este jueves, a eso de las diez, los de la CNTE se dejaron caer con todo en las oficinas del SAT que están en la calle Abasolo, cerquita del mero Centro Histórico. Con mantas, altavoces y pancartas en mano, le echaron cerrojo al changarro fiscal como parte de su serie de protestas que ya traen varias semanas de sacudida por toda la capital michoacana.

Y dicho y hecho, se plantaron y no dejaron pasar ni al aire. Empleados del SAT y contribuyentes quedaron fuera —algunos adentro también— y se armó la rebambaramba. A los que alcanzaron a salir antes, les fue bien. A los que no, les tocó aguantar encerrados hasta que los dejaron irse por una puerta trasera, como si fueran delincuentes.

El SAT, símbolo del hartazgo

Para los profes en pie de lucha, el SAT es más que una oficina: es el emblema de un gobierno que exige pero no cumple. “Te quieren cobrar hasta por respirar, pero a nosotros no nos han pagado en meses y las plazas prometidas siguen en el limbo”, decía una maestra de Zitácuaro mientras agitaba una pancarta que decía “¿Y el dinero, apá?”.

Los de la CNTE, curtidos en estas broncas, dejaron claro que la protesta no es improvisada, que hay estrategia y coraje detrás. El cierre de hoy es solo una parte de las acciones que piensan seguir ejecutando si no hay respuesta a sus exigencias: pagos pendientes, respeto a sus derechos laborales y fin al hostigamiento.

Caos en el centro y autoridades brillando por su ausencia

La manifestación no nomás dejó el SAT bloqueado. La circulación se fue al carajo en Abasolo, Allende y Guillermo Prieto. Entre coches atorados, ambulancias varadas y peatones que buscaban cómo darle la vuelta al lío, el centro fue un desastre total. Algunos negocios bajaron cortinas por temor a que la cosa se calentara más.

¿Y las autoridades? Bien, gracias. Ni el gobierno estatal ni los federales dieron señales de vida. No salió nadie a dialogar, no hubo voceros ni ofrecimientos. Solo unos cuantos agentes de tránsito que hacían lo que podían entre el desmadre.

Un profe del ala dura del movimiento advirtió que esto es solo el comienzo. Que si no hay respuesta pronto, el siguiente paso será tomar las vías del tren y cerrar las casetas. “Ya nos cansamos de que nos vean la cara”, dijo.

¿Y ahora qué?

El gobierno de Ramírez Bedolla anda llamando a la calma y al diálogo, pero los profes no quieren palabras: quieren soluciones y las quieren ya. La situación está que arde y, si nadie mete mano, la ciudad puede paralizarse todavía más en los días que vienen.

Así que aguas, porque el mensaje fue clarito:
sin justicia para los maestros, no habrá recaudación ni paz pa’l SAT.