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La Concentración Del Decoro Y…Las Piña-Tas

Rogelio Raya Morales; para Pulso Michoacano.
¡Umm! ¿Cómo podríamos decirlo nuevamente? Quedó subsumida, opacada, derrotada, aniquilada, apagada, enlutada, obscurecida, avergonzada o, definitivamente, en la lona, la activa y podrida oposición representada en este momento por el piranrd, con la majestuosa concentración en apoyo de la política de la 4T, en general y en particular al Presidente Amlo.
Realmente no se puede medir con números solamente la eficacia del apoyo a la actual política económica, social y cultural emprendida por la actual administración desde hace poco más de cuatro años. Ya lo dijimos en la gran marcha del día 27 de noviembre pasado, el pueblo se volcó en apoyo de su presidente y en abierto rechazo a la oposición conservadora que mantiene, aún y ahora, como sus baluartes más significativos, un congreso que sólo sirve para la rutina parlamentaria sin ninguna decisión importante o trascendente que comentar, merced los efectos de una política morenista de selección de candidatos que no permitió en las elecciones de junio del 2021, una mayoría absoluta para transitar hacia estadios de más y mejor desarrollo y consolidarlos, y un poder judicial, en estado de completa putrefacción, de que juega realmente con el futuro de la nación de manera por demás irresponsable y carente de la más mínima visión de estado.
En la pasada concentración en apoyo de la 4T, hubo de todo. Entusiasmo total, dignidad a flote, convencimiento sin reservas, decisión consciente por seguir adelante y agradecimiento completo a un presidente y una política que ha rescatado para la mayoría de los mexicanos algo que estaba totalmente perdido: la autoestima por nuestra patria y todo lo que eso significa en el imaginario cultural de nuestra gente. Así es cómo hay que medir realmente la pasada concentración de la dignidad. Esta medición de aspectos o rasgos de calidad, es la que nos representa y la que está ausente, cabalmente, en las marchas y manifestaciones de la desvergüenza, es decir, de la oposición.
Nuevamente, el análisis, lleno de mentiras, de los derechosos desfachatados, insolentes, pillos, bribones y tunante se centra en sí fueron medio millón o menos los “acareados” y en perfilar una especie de derrota política. Tienen los medios malandrines y el poder económico para distribuir la versión que quieran. Sin duda, en el pensamiento de la gente que concurrió y que apoya desde lejos, queda claro que el número de asistentes, más que se duplica, y no creen las sandeces mediáticas de los claudios xs.
Pero a lo anterior hay que agregar, a la hora de hacer el análisis de lo acontecido el pasado sábado, el portentoso discurso del presidente AMLO. Fue una declaración de dignidad rescatada de las cuentas financieras hechas con la mayor irracionalidad y de la corrupción ilimitada que se practicó durante el neoliberalismo. Por primera vez, en décadas, se vuelve la mirada a nuestra realidad y se defiende y establece que nuestra soberanía es fruto de la sangre y el heroísmo de miles de mexicanos de antes y que, con ella, no se puede jugar. No sólo se recupera, en la memoria, lo que significó la expropiación de los bienes de las empresas extrajeras que se robaban nuestros recursos naturales y sobreexplotaban a nuestros trabajadores, sino que se demostró, con hechos irrefutables, que hoy se defiende el patrimonio nacional y se avizora una vida de mayor justicia social para los mexicanos, aun dentro de los ya estrechos márgenes de un capitalismo en crisis recurrentes. Fue un discurso que no deja ninguna duda de que estamos en un proceso de cambio real. También de agradecimiento a la población que apoya con todo, hasta con lágrimas de alegría. Fue una advertencia a los extraños, de dentro y de fuera del país, de que, ahora sí, México se respeta, que ya no hay gobernantes a modo de nuestros vecinos ambiciosos y que las condiciones de desarrollo de nuestra nación se definen aquí, entre la mayoría de los mexicanos y no en las grandes multinacionales del dinero y la producción.
Pero, desde luego, no había de faltar el detalle mínimo, la insolente excusa, el inesperado pretexto para tratar de ensuciar una actividad que fue toda una fiesta popular. Y éste se dio en la figura de la ministra de la suprema corte de injusticia. La quema de una representación de su estampa ha sido calificada como el mayor de los crímenes y se argumenta, desde ataques alevosos a esa ‘gran investidura’, hasta odios misóginos. Fue un acto violento que sólo representa la violencia inmersa en los simpatizantes de la 4T, dicen a los cuatro vientos, los que mienten por los cuatro costados. Nada de eso. en la cultura popular, es un acto de sátira política que viene de una costumbre religiosa, la quema de los famosos judas en la semana santa. La concentración de la dignidad del sábado 18 de marzo, fue de mucha valentía y arrojo, de mucho coraje contra los privilegiados, de natural indignación contra los que han derrochado por siglos y, más durante los últimos sexenios prinistas, los bienes de la nación y empobrecido a los mexicanos.
Fue una manifestación, decidida y enérgica, de indiscutible apoyo a los cambios dados en los cuatro últimos años, pero no hubo violencia. Porque no somos como ellos, tan violentos, que hay hasta intelectuales conservadores que proponen rociar con gasolina y quemar a todos los amlovers en el Zócalo. ¡Ahí si hay odio, y es odio clasista, racista! Pero lo que sí resultó, no sólo perverso, sino ya patológico, y muestra de un cinismo demente, son las declaraciones indignantes de la Margarita Zavala, que no alcanza a comprender cómo es posible que se haya quemado un cartón con la efigie de la sra Piña, ¡qué violencia más monstruosa! y haya enmudecido, con el mayor de los cinismos, ante el horror de la muerte de 49 niños en la guardería ABC, de su prima, en un acto de total complicidad, pues la concesión de la estancia infantil le llego vía el odioso nepotismo calderonista.
Por último, recuérdese que, en casi todas las manifestaciones de la derecha, siempre se quema, o se rompe una piñata con la imagen del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Y se hace alarde de ello.
Vendrán más concentraciones y marchas ridículas y reaccionarias de los que antes eran dueños del país y, ahora, sólo son clientes seguros de sistema de administración tributaria y, es seguro, que vendrán más marchas de la dignidad y la solidaridad en cuanto se necesario.

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