La Nicolaita les abre la puerta a morros del Programa Delfín: “¡Échenle al coco!”, dice la rectora

Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich., 11 de junio de 2025.- Con bombo, platillo y buena vibra, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) recibió a cerca de 200 chavos y chavas de todo México y el extranjero que vienen a meterle duro a la investigación como parte del Programa Delfín, ese que junta talentos jóvenes pa’ que se fogueen con ciencia y conocimiento.

La mera mera nicolaita, Yarabí Ávila González, les dio la bienvenida con el corazón en la mano y les echó porras para que aprovechen al máximo su estancia, hagan amigos, aprendan de los profes y —¿por qué no?— se avienten unos taquitos, unos eventos culturales y hasta rol en la cancha.

“Aquí no solo se viene a sacar teorías y ecuaciones. También se viene a crecer, a sentir y a entender que el conocimiento sirve más cuando llega a donde más se necesita”, soltó la rectora, bien firme.

Ciencia con barrio

Desde chavos de ingeniería hasta raza de biología, educación o tecnologías, todos traen un mismo objetivo: hacer que su verano valga la pena aprendiendo junto a investigadores de la UMSNH, que ya se apuntaron para guiarlos y enseñarles cómo se cocina el conocimiento en serio.

El coordinador de Investigación Científica, Jaime Espino Valencia, contó que el programa no nomás es una vacación disfrazada, sino una experiencia que cambia la forma de ver el mundo, porque te das cuenta que investigar no es solo para genios de bata blanca, sino pa’ banda con ganas de hacer la diferencia.

“Esperamos que se lleven no solo aprendizajes, sino que también compartan lo suyo. Esto va en doble vía, todos salimos ganando”, dijo el profe.

Una UMSNH de puertas abiertas

La profe Elia Mercedes Alonso, de la Facultad de Ingeniería Civil, le echó flores a los estudiantes por haber elegido a la Nicolaita, y no es para menos: la UMSNH suele estar rankeada en el top 10 de productividad investigadora a nivel nacional, y ahora se convierte en anfitriona de futuras promesas de la ciencia.

Uno de esos morros que ya se rifó en este programa es Óscar Campuzano Millán, quien no se anduvo por las ramas y confesó que la experiencia le cambió el chip:

“Me demostró que la investigación es una chamba colectiva, donde la curiosidad manda y el conocimiento se comparte. No fue solo aprender, fue conectar con algo más grande”, dijo con emoción.

¿Y ahora qué?

Pues ahora toca ponerle coco y corazón, como dijo la rectora. Que estos chavos no solo se lleven una experiencia bonita, sino proyectos que tengan impacto real en las comunidades, en las escuelas, en donde hace falta.

Así que ya saben: la UMSNH no solo educa, también inspira, y en este verano, la ciencia se pone sabrosa con sabor a barrio, talento joven y puro conocimiento con propósito.