Morelia, Michoacán, 10 septiembre 2024.- La presa Cointzio, que en su momento fue un triste recordatorio de la severa sequía en Michoacán, ha recuperado sorprendentemente el 95% de su capacidad. Aparentemente, las intensas lluvias desde la segunda quincena de junio hasta la fecha han hecho que el nivel de agua pase del alarmante 23% que se había registrado anteriormente.
No obstante, el resurgimiento de la presa no es motivo de celebración sino de preocupación creciente. Aunque la recuperación del nivel de agua es un hecho positivo en términos numéricos, las noticias no son tan alentadoras para la comunidad. El titular de la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas, Roberto Arias, y el titular de Protección Civil del estado, Amuravi Ramírez, han confirmado que el desfogue de la presa está programado para finales de septiembre. Esta medida, aunque necesaria, trae consigo el inevitable riesgo de inundaciones en aproximadamente 20 colonias de Morelia que ya están acostumbradas a sufrir este tipo de desastres.
Ramírez también advirtió que los ríos Grande y Chiquito en la capital del estado están al 80-90% de su capacidad, lo que hace que las perspectivas para el final del mes sean aún más preocupantes. Las lluvias continuarán hasta finales de noviembre, lo que sugiere que el problema de las inundaciones podría intensificarse.
Mientras tanto, la situación parece ser un juego de números en lugar de una verdadera solución. Aunque el almacenamiento promedio de las 24 presas en Michoacán es del 82%, muy por encima del promedio nacional del 51%, este aumento no aborda directamente las consecuencias que ya enfrentan los residentes de áreas como Agustín Arriaga Rivera, Prados Verdes y Carlos Salazar. De hecho, presas como Laguna de Freso, Tepuxtepec y otras están más allá del 100% de su capacidad, lo que solo añade más preocupación al ya complicado panorama.
En lugar de ver la recuperación de la presa Cointzio como un motivo para el alivio, podría ser más sensato prepararse para la posibilidad de que la “resurrección” de la presa desencadene una serie de nuevos problemas. Las autoridades locales deben estar en alerta máxima, no solo para gestionar las inundaciones, sino también para enfrentar las múltiples complicaciones que vendrán con el inminente desfogue.