Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 15 julio 2025.- En esta vida de madrizas y pelotas, hay raza que nace pa’ brillar aunque la cancha esté pareja nomás pa’ los de siempre. Pero las morras de la UMSNH han demostrado que también saben meter golazos y no se rajan ni con la pierna hinchada. Así lo demuestran dos auténticas guerreras del balón: María de la Luz Quezadas Sánchez y Ana Cristina Estrella Magaña, que no solo le entran duro al fut, sino que se la rifan como estudiantes y profesionales.
Y es que en el Día Nacional de la Mujer Futbolista, celebrado este 15 de agosto, la Universidad Michoacana saca pecho y reconoce a estas dos chavas que le metieron galleta al sueño, aunque el camino estuviera lleno de patadas, fuera de lugar y cero apoyos.
María de la Luz, que primero se echó la carrera de Derecho y ahora anda filosofando en otra licenciatura, debutó a los 17 años con el extinto Monarcas Morelia, echándole candela al pasto desde morrita. “Le decía a mi jefa que quería ser profesional cuando todavía ni existía la liga pa’ morras, pero aquí estoy, con las tachonas bien puestas”, soltó con la frente en alto.
La neta, la Luz no es cualquier jugadora de barrio: ya se colgó medallas de Bronce y Oro en la Universiada Nacional representando a la Nicolaita, demostrando que la pasión no se rinde, se entrena.
Por otro lado, Cristina Estrella Magaña, egresada de la carrera de Enfermería, también supo lo que era partirse la madre en la cancha, incluso jugando contra vatos cuando no había equipos femeniles. Jugó dos años con la “Monarquía”, ese equipo que ya fue, pero que dejó huella en muchas.
“Yo juego desde que tengo memoria. Mi jefe fue el que me metió en este desmadre bonito del fútbol, y aunque no siempre fue fácil, si hay talento y se chinga uno, se logran cosas chidas”, dijo Estrella, con ese toque de barrio y orgullo que no se compra.
Ambas han sido parte de la selección universitaria y no solo la pasaron bien, también ganaron. Son prueba viva de que la UMSNH no solo forma cerebros, también forma cracks del balón.
Desde acá, un aplauso fuerte para estas dos chingonas que demostraron que el fut no es solo cosa de machos. Y que cuando hay garra, barrio y corazón, se puede llegar lejos, aunque toque jugar en lodo y sin uniforme nuevo.