Morelia, Michoacán, 21 de agosto de 2023.- Los efectos devastadores del fentanilo en el cerebro han suscitado un creciente interés debido a su proliferación en México y su impacto mortal. Esta droga sintética ha transformado tanto el panorama criminal en el país como la salud pública, planteando una seria amenaza.
Según datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud (SSa), México se ha convertido en una de las principales rutas de tráfico de fentanilo, lo que podría llevar a tasas de consumo comparables a las de Estados Unidos, donde el fentanilo es la principal causa de muerte por sobredosis.
En un preocupante incremento, el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas reportó un aumento del 80% en el consumo de esta potente sustancia entre 2021 y 2022.
Aunque el fentanilo se prescribe en ambientes médicos para el alivio del dolor intenso y la sedación en procedimientos quirúrgicos, su uso no controlado puede ser letal. Una de sus características más peligrosas es que puede provocar la pérdida de la conciencia y la detención de la respiración sin que el consumidor sea consciente de ello.
Este opiáceo sintético afecta diversos órganos en el cuerpo, siendo el cerebro el más perjudicado. En 2022, el Hospital General de Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard, realizó una investigación que reveló cómo actúa el fentanilo en el cerebro. Este estudio, publicado en la revista PNAS Nexus, identificó uno de los motivos detrás de su letalidad.
Como otros opioides, el fentanilo se une a los receptores opioides presentes en el cerebro y la médula espinal. Estos receptores regulan el dolor, la respuesta inmunológica, el control cardiovascular, el estrés y la proliferación celular. Al activar estos receptores, el fentanilo incrementa los niveles de dopamina en el área de recompensa del cerebro, induciendo un estado de euforia y relajación extremadamente potente, lo que contribuye a su alta adicción.
La Administración para el Control de Drogas (DEA) también ha identificado otros efectos del fentanilo, como relajación, alivio del dolor, sedación, confusión, somnolencia, mareos, náuseas, vómitos, constricción pupilar y depresión respiratoria. Además, el consumo de esta droga conlleva una alta probabilidad de coma o muerte.
El fentanilo impacta directamente el tronco cerebral, que controla la función respiratoria. Los receptores opioides en esta área son esenciales para la regulación de la respiración. Cuando una cantidad significativa de fentanilo llega a estos receptores, la función respiratoria se ve alterada, lo que puede llevar a un paro respiratorio.
Un estudio del Hospital General de Massachusetts utilizó electroencefalogramas (EEG) en 25 pacientes bajo anestesia general durante cirugías largas. Se descubrió que ciertos patrones en los EEG estaban asociados con la frecuencia respiratoria, la sedación y la pérdida de conciencia. Los resultados revelaron que el fentanilo comienza a afectar la respiración aproximadamente cuatro minutos antes de cualquier cambio en el nivel de alerta, incluso en concentraciones del fármaco mucho menores de las que causan sedación.
Esto explica por qué el fentanilo es tan letal: puede interrumpir la respiración antes de que el individuo se dé cuenta. Patrick L. Purdon, líder de la investigación en el Hospital General de Massachusetts, afirmó que el fentanilo provoca una firma específica en el EEG, lo que podría permitir un monitoreo más seguro y personalizado de sus efectos, mejorando la administración de opioides.
En resumen, el fentanilo ha transformado el escenario criminal y de salud en México. Su potente acción en el cerebro, al unirse a los receptores opioides y aumentar los niveles de dopamina, desencadena euforia y relajación intensas. Esto, junto con otros efectos, lo hace altamente adictivo y peligroso. Además, su capacidad para interrumpir la respiración en concentraciones mínimas explica su letalidad, lo que subraya la urgente necesidad de abordar esta crisis.
