Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich., 10 de junio de 2025..- En este Michoacán bravo y de corazón grande, el Gobierno del estado se aventó una chulada de acción que merece aplauso y matraca: hacer que la música también se sienta con el alma, aunque no se escuche con los oídos. En el marco del Día Nacional de la Lengua de Señas Mexicana, este 10 de junio, se celebró no solo el lenguaje de las manos, sino también la inclusión bien hecha, con conciertos donde la banda sorda también gozó, vibró y hasta se enchinó la piel.
Bajo la batuta del gober Alfredo Ramírez Bedolla y del secretario de Turismo Roberto Monroy García, se ha venido empujando una iniciativa que ya pone a Michoacán como ejemplo nacional de cómo armar eventos masivos sin dejar fuera a nadie. Desde los conciertos chonchos como el de Chayanne, pasando por el show de María José, hasta la mágica K’uínchekua 2025 en las Yácatas de Tzintzuntzan, la comunidad sorda y sordociega ha estado presente, no como público de relleno, sino como parte activa de la fiesta.
¿Y cómo le hicieron? Pues con chalecos sensoriales que traducen el ritmo en vibraciones, y con intérpretes de Lengua de Señas Mexicana en pleno escenario, que no solo traducen palabras, sino emociones, flow y sentimiento. En el Estadio Morelos, frente a más de 55 mil almas, un grupo de personas sordas vivió el concierto de Chayanne como cualquiera: cantaron con el cuerpo, sintieron con el corazón, y hasta el mismo cantante se soltó las lágrimas.
En la K’uínchekua, aparte de las zonas pa’ adultos mayores y personas con discapacidad, se armó un espacio pa’ la banda sorda, con intérpretes de LSM que no se perdieron ni una palabra ni un movimiento del show. Y cuando María José cerró el Festival Michoacán de Origen, dos intérpretes pusieron toda la emoción de cada verso en señas, y fue como ver la música bailando en el aire.
Aquí no se trata de discursos bonitos ni de fotos pa’ la prensa. Se trata de hacer que la cultura se reparta pareja, sin importar cómo se escuche. En palabras del propio Roberto Monroy: “Esto no es un favor, es un derecho, y vamos a seguir abriendo puertas para todos”.
Así que ya lo sabe la banda: en Michoacán, la inclusión no es moda, es compromiso. Y aquí, hasta el silencio sabe cantar.