Opinión

¿Morelia Se Rezaga?

 

Columna de Rogelio Raya Morales, 24 enero de 2023

 

Todo indica que la proyección que el alcalde de Morelia buscaba para posicionarse con miras a la gubernatura, se dificulta.

A los graves problemas de la ciudad, agua, inseguridad, vialidad, caos urbano, incremento irracional en el pago de servicios que tienen a la ciudadanía más que molesta, obras de relumbrón en dónde menos se necesitan, obras que se necesitan y que son interminables, con la molestia aparejada cada vez mayor a los morelianos, además de costosas, entre otros, se agrega la poca eficiencia de gestión de su presidente municipal.

Efectivamente, Morelia ya no es la ciudad provinciana, tranquila y moderada de hace algunos años. Al contrario, se ha vuelto dinámica y exigente de servicios de todo tipo, ofertados con eficiencia, pertinencia y suficiencia, más ahora que su crecimiento demográfico la coloca dentro de las ciudades de gran desarrollo urbano. Morelia ya es una gran ciudad. En correspondencia, se tiene una administración de gobierno lenta, poco creativa o imaginativa para buscar soluciones a sus graves y estratégicos problemas, con una visión, muy consolidada, no de servicio a la comunidad, sino sólo considerada como trampolín político, por más que la historia nos enseña que, excepto un presidente municipal, que lo fue en varias ocasiones, no han salido gobernadores  de los presidentes municipales de Morelia, o bien con una visión que considera al gobierno municipal solo como instancia de oportunidades para negocios particulares, muchas de las veces inmorales. En resumen, resulta que el buen gobierno y el buen vivir no aparecen por ningún lado. Tampoco vemos un gobierno que equilibre las necesidades de los núcleos de población más necesitados, con agudas necesidades de todo tipo, con los de mayor desarrollo urbano.

El municipio requiere de obras estratégicas, cuya prioridad debe ser resultado de la meditación de consejos municipales de ciudadanos que, si bien, formalmente pudieran existir, realmente, no se advierte que su actividad se traduzca en propuesta positiva y constructiva para nuestra sociedad moreliana. Sólo así se definen obras con sentido y mucha responsabilidad y sensibilización social, y a cuya gestión debe abocarse todo el esfuerzo y la creatividad necesarias del aparato administrativo municipal. No es posible que se contemplen, en una nostálgica quietud, como si fueran obras arqueológicas todos los distribuidores viales que vienen desde el pasado gobierno. Es cierto que son obras impulsadas por el gobierno del estado, pero se hacen en el territorio de nuestro municipio, así que, el ayuntamiento tiene la obligación y la responsabilidad de garantizar, con una intensa gestión, que se realicen en tiempo y forma y causen los menores contratiempos a la población de Morelia.

Es decir, aunque se intenta atender muchos requerimientos que son necesarios para una cotidianeidad más cómoda de nuestra comunidad, sigue ausente la mirada estratégica de los grandes problemas de la ciudad y, tampoco se resuelven las necesidades de los pobladores de colonias y barrios muy populares, que, además, es la población mayoritaria.

En este momento, se considera que un libramiento nuevo, sin duda muy necesario, hará de Morelia una ciudad nueva. No es del todo cierto, porque, no obstante que ayudaría a abatir un problema de rezago vial muy importante para la ciudad, existen muchos otros problemas que deberían estarse planteando resolver, ante el gobierno del estado y el gobierno federal, como el del abastecimiento seguro, y hacia el futuro, de agua para los habitantes del municipio. Esto último debe plantearse como una prioridad, aunque tal vez no luzca igual que adornar algunas avenidas o bulevares, pero, hoy, su planteamiento, repito, junto a muchos otros, como el del impulso a la actividad económica, el abatimiento de la inseguridad, el reordenamiento urbano, etc., son una responsabilidad, no sólo para la población actual, sino de frente a las nuevas generaciones.

No es la intención, por el momento, el hacer un recuento exhaustivo de todos los faltantes en la ciudad que son producto de la inoperancia administrativa del jefe del municipio, sólo resaltamos algunos problemas que hoy tienen a nuestra población inquieta y, seguramente, que esa inquietud se reflejará en los próximos comicios del 2024. Además, el capital político del jefe del ayuntamiento disminuirá aún más cuando se trate de la renovación de los poderes del estado que, hasta donde se sabe, sería el próximo proyecto político de Alfonso Martínez.

Se ha dicho siempre que un buen gobierno no necesita mucha propaganda para imponerse ante cualquier competencia política. Viceversa, con una mala administración, es difícil sobreponerse a las vicisitudes políticas de toda competencia.

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