Por M. Angel Villa Juárez
Morelia, Mich. 22 de junio de 2025.- Este sábado no va a ser cualquier sábado, va a ser el día en que las calles de Morelia se pinten de arcoíris, de lentejuelas y de dignidad. Desde antes de que den las tres de la tarde, se va a empezar a ver llegar la raza diversa: las morras trans bien emperifolladas, los compas con glitter hasta en las pestañas, las parejitas sin miedo y la banda disidente con toda la actitud, listos para plantarse en el Deportivo Ejército de la Revolución y gritar a todo pulmón: “Aquí estamos, cabrones, y no nos vamos a ir”.
La Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ no va a ser desfile de revista, va a ser protesta chingona, callejera y con memoria. Va a ser reclamo con tacón alto, con labios pintados y con pancartas afiladas. La banda va a salir como debe ser: con la frente en alto y el corazón echando lumbre. Porque aquí nadie se va a esconder, y quien se espante, pues que no mire.
El contingente va a arrancar a las cinco de la tarde rumbo al Centro Histórico. Sobre la Madero se va a armar la pasarela popular, con drags sacadas de fantasía, compas besándose sin permiso, mantas que van a gritar “Amar no es delito” y cuerpos que se niegan a vivir en silencio. Y aunque va a haber quienes solo vayan a mirar, la fiesta va a ser de quienes marchan.
Los polis se van a acomodar a los lados para cerrar calles y más de uno va a torcer el hocico, porque aunque ya es 2025, todavía hay quien no soporta ver amor sin censura. Pero ni modo, se van a tener que aguantar, porque la calle también nos va a pertenecer a quienes nunca fuimos bienvenides en ella.
Al llegar a Palacio de Gobierno, se va a armar el bailongo sabroso. Va a haber música que va a hacer temblar la plaza, shows drag de otro nivel, discursos que van a prender conciencias y abrazos que van a sanar viejas heridas. Porque esta marcha va a ser más que brillo: va a ser homenaje a quienes nos abrieron el camino y fuerza para quienes vienen detrás.
Y es que en este pinche mundo que todavía le teme al amor libre y al cuerpo sin vergüenza, salir a marchar va a ser un acto de resistencia. Va a ser una fiesta, sí, pero también va a ser una sacudida política. Porque ser joto, lesbiana, trans, bi, queer o lo que uno decida ser no es motivo de vergüenza: va a ser bandera de orgullo.
Así que quien se incomode, pues que se trague su incomodidad. Porque en esta ciudad también vamos a caber nosotras, nosotros y nosotres. Porque no vamos a pedir permiso pa’ existir. Porque no queremos tolerancia, queremos respeto. Y porque el sábado, en el corazón de Morelia, el barrio, la marica, la lesbiana y la trans se van a parar con todo y van a gritar: ¡Aquí estamos, carajo, y aquí nos vamos a quedar!