Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 09 julio 2025.- ¡Pásele y vea! Contra todos los pronósticos, Michoacán se echó un diez en el examen más perro de finanzas: la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no le encontró ni un pelo en la sopa a la Cuenta Pública 2024 del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla. ¡Sí, leyó bien, ni una sola observación!
El propio gober presumió el logro con tono triunfal, luego de que el auditor mayor David Colmenares presentara su primer informe ante la Cámara de Diputados. Y ahí, entre números, informes y cifras, Michoacán brilló por tener la libreta impecable, sin tachones, sin borrones ni desvíos raros.
De burro a aplicado
El contraste no es menor: en 2021, el estado se cargaba más de 13 mil millones de pesos observados, o sea, plata que no se sabía pa’ dónde se había ido. Pero hoy, la historia es otra. Según explicó Luis Navarro, secretario de Finanzas, se auditaron 9 mil millones de pesos federales y ni una observación, lo que pone al estado como campeón de la transparencia presupuestal.
“Esto es resultado de que aquí ya no se juega con el billete público. Cada peso tiene nombre, apellido y destino”, soltó Navarro mientras acariciaba los números como si fueran medalla olímpica.
Fondos que antes eran foco rojo
Los recursos que se auditaron vienen de programas pesados como el Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM), el FAETA pa’ educación tecnológica, y hasta las participaciones federales pa’ los municipios.
Antes, estos eran los cajones donde el dinero se perdía como calcetín en lavadora, pero hoy son cajas fuertes con candado y GPS, según presumen los de Finanzas.
¿Milagro o chamba bien hecha?
Aunque algunos dirán que esto es puro “maquillaje contable”, lo cierto es que la ASF no se anda con cuentos. Y este año, Michoacán salió sin broncas, lo que deja claro que la instrucción del Bedolla de “ni un desvío más” sí está calando.
El mensaje es claro: los tiempos del cochinero financiero quedaron atrás, y hoy, el gobierno se la juega por rendir cuentas claras, aunque sea con los dientes apretados y los zapatos gastados.
Así que, como dicen en el barrio: cuando se quiere, se puede… y se nota.
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