Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich., 06 de junio de 2025.- Pátzcuaro, ese rincón donde el alma se despabila entre callejones empedrados y leyendas al oído, está de manteles largos. Este 6 de junio se cumplen 23 años desde que la Secretaría de Turismo Federal le colgó la medalla de “Pueblo Mágico”, y vaya que se la ha sabido ganar con creces.
Conocido como “la puerta del cielo” —así, tal cual lo nombra su raíz purépecha—, este lugar es un pedazo de historia que no se anda con cuentos: cultura, tradición, arquitectura, gastronomía y un aire que huele a pasado glorioso y fiesta viva.
“Pasear por Pátzcuaro es como echarle un trago al alma cansada”, dice el mero jefe del turismo en Michoacán, Roberto Monroy García, y no se equivoca. Cada calle es un poema viejo, cada plaza una conversación con el tiempo.
Ahí está la Plaza Vasco de Quiroga, coqueta y orgullosa, la segunda más grande del país en su estilo colonial y sin una iglesia que la vigile, detalle que la hace única. Hay árboles centenarios que guardan secretos, un mercado donde todo sabe mejor y artesanías que cuentan historias con las manos.
Y si andas de paso, no te pierdas la Casa de los Once Patios, el Museo de Artes Populares, la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, o la biblioteca Gertrudis Bocanegra, que es más que libros, es memoria pura. Todo en Pátzcuaro tiene sabor a leyenda y textura de tradición.
La Secretaría de Turismo de Michoacán recuerda que si quieres planear bien tu vuelta, te des una escapadita virtual a visitmichoacan.com.mx, pa’ que no llegues como turista despistado, sino como viajero que sabe a dónde va.
Así que ya sabes, si el alma anda arrugada y el corazón sin ritmo, Pátzcuaro te espera con su magia intacta y los brazos abiertos. Porque en este barrio donde el cielo toca el suelo, los años pasan, pero el encanto se queda.