Por M. Ángel Villa Juárez
Morelia, Mich. 24 de junio de 2025.- No se andan con cuentos en la Procuraduría de Protección al Ambiente (Proam). Esta semana se dejaron caer en Uruapan y Morelia para verificar que quienes han causado desastres al medio ambiente le estén entrando como se debe a la reparación de los daños, porque no todo es negocio, también hay que saldar la deuda con la naturaleza.
Primero, en Uruapan, los inspectores visitaron una empacadora de aguacate que ya traía sus antecedentes por afectar el entorno. Revisaron si ya habían reforestado lo que tumbaron y si le están dando mantenimiento a esos nuevos arbolitos, porque no nomás es sembrar y largarse. También checaron que trajeran su reporte de emisiones de ruido hecho por expertos, pa’ ver si no andan ensordeciendo al barrio. Y para cerrar la ronda, les echaron ojo a un espacio especial donde, se supone, atienden aves rapaces heridas.
En el caso de Morelia, la bronca fue con una constructora que se andaba brincando trancas en temas ecológicos. Los de la Proam llegaron a constatar que cumplan con el compromiso de conservar un bosque contiguo a su fraccionamiento. Parte del trato era estabilizar cárcavas, esas erosiones que se tragan el suelo, construyendo presas de morillos y dando mantenimiento constante.
La Proam dejó claro que no va a quitar el dedo del renglón. “El que contamina, paga… y repara”, parece ser el nuevo mantra. La vigilancia seguirá para que las medidas compensatorias no se queden en promesas y se hagan de a deveras.
Así que ya saben: si van a hacer negocio, no olviden que el medio ambiente también cobra factura… y Proam trae la libreta lista.