por el LAE Israel García Zamudio, para pulso Michoacano .
El aprovechamiento racional del agua y su cuidado es un tema que desde hace muchos años ha cobrado suma importancia a nivel mundial, ya que la escasez, el desperdicio y las formas cada vez más complejas de extraer el vital líquido ha originado un sin fin de preocupaciones en los diferentes niveles de gobierno como en los propios campesinos, encendiendo focos rojos en todas las actividades productivas que requieren la utilización del vital líquido a fin de buscar de manera imperativa acciones que permitan su uso cada vez más racional efectivo en su aprovechamiento.
El consumo del agua en México, al igual que en la mayor parte del mundo, se divide en uso personal, de industria y de agricultura. A nivel mundial la industria utiliza el 22%, contra 8% del consumo personal y el 80% la agricultura según la ONU.
Desde hace dos años el gobierno federal ha racionalizado la dotación de agua en los distritos de riego para los campesinos y ejidatarios, si bien es cierto que es imperativo un aprovechamiento racional y bien distribuido del agua, también es de suma importancia el que los agricultores (sobre todo los pequeños y medianos productores) no tengan escasez en el suministro de agua en su distrito de riego, ya que ello les ha traído diferentes problemáticas en su producción afectando sus cosechas y el aprovechamiento de sus tierras.
En México, según la Comisión Nacional del Agua, la agricultura utiliza entre el 68 y 70%, siendo esta la actividad en nuestro país que mas agua utiliza, y lo mas delicado aun esta en el porcentaje que de esta se desperdicia, ya que también según la Conagua aproximadamente le 57% del vital líquido es desperdiciado principalmente por infraestructuras de riego ineficientes y en mal estado provocando fugas y desperdicio masivo del agua.
Claro esta en que tanto las autoridades como los dueños de las parcelas y tierras agrícolas deben de actuar en consecuencia y a la brevedad a fin de reducir sustancialmente el consumo encontrando vías y técnicas de aprovechamiento del agua que permitan seguir con la producción agrícola, utilizando mínimos de consumo de agua requeridos sin que ello sea perjudicial en su producción agrícola por hectárea.