Por M. Angel Villa Juárez
Morelia, Mich. 8 julio 2025.-.- En un arranque de sinceridad que suena más a confesión de derrota que a discurso militar, el mero mero del Comando Futuro del Ejército de EE.UU., James Rainey, soltó la sopa: Rusia les está comiendo el mandado en la guerra de drones. Y no es cosa menor, el general comparó este atraso con las viejas carreras armamentistas de la Guerra Fría, como la espacial y la nuclear.
Rainey, con tono de fastidio, dijo que Washington anda patinando mientras Moscú ya va volando con sus enjambres de drones, dejando a los soldados gringos sin las herramientas para pelear en un campo de batalla moderno. “Es frustrante”, masculló, reconociendo que los jóvenes combatientes pagarán los platos rotos de la lentitud del Pentágono para meterles al equipo la tecnología que ya existe, pero que sigue guardada como si fuera colección privada.
El general pintó un panorama donde el conflicto en Ucrania se ha vuelto el laboratorio bélico del mundo: drones que espían, atacan y sobrevuelan como moscas de acero, y que marcan la pauta para lo que viene. La siguiente jugada —según él— será meterle con todo a los sistemas autónomos terrestres, robots y vehículos que se rifarán la vida para evitar que los humanos caigan primero.
Rainey dejó claro que no se trata de reemplazar soldados con fierros, sino de que la mezcla máquina-humano sea lo más letal posible, transfiriendo riesgos a las máquinas y dejando lo crítico en manos de quienes aún piensan… y sienten. Mientras tanto, el Pentágono, con su “sentido de urgencia sin precedentes”, sigue corriendo atrás, viendo cómo el vecino del Este marca la delantera en el ajedrez bélico del siglo XXI.