Por M. Angel Villa Juárez
Morelia, Mich. 07 julio 2025..- El tema ya estaba candente y ahora se le prendió la mecha con el viaje de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, a los Países Bajos, nada menos que para celebrar su cumpleaños número 80, un lujo que ha levantado cejas y comentarios en redes y en la calle.
La presidenta Claudia Sheinbaum, al ser cuestionada en su conferencia mañanera sobre esta escapada vip de Sansores, quiso mantener la calma y bajó la voz, diciendo que “la gente tiene derecho a salir de vacaciones”, pero no sin antes lanzar la puntada del día: “humildad en el ejercicio del servicio público”. Sí, una frase al aire que de plano suena a un “pero” bien clavado para quienes andan en el poder y andan de gira, mientras la gente común se las ve negras para llegar a fin de mes.
Porque la bronca no es sólo el viaje de la señora gobernadora. En las últimas semanas, varios de los principales dirigentes y legisladores de Morena han sido captados paseándose por destinos internacionales con glamour y sin pena, justo cuando el país sigue arrastrando problemas graves de seguridad, pobreza y falta de oportunidades.
La presidenta no quiso hacerse bolas ni entrar al quite con un regaño directo. Más bien, la respuesta fue fría y medida, casi con la intención de no incomodar a sus compañeros de partido pero dejando claro que hay que bajarle dos rayitas al lujo y tener humildad. Sin embargo, para muchos la frase quedó corta, y más bien luce como un intento de justificar lo injustificable: funcionarios públicos disfrutando de privilegios que contrastan con la realidad de millones de mexicanos.
Al final, el cumpleaños de Layda Sansores en tierras europeas no sólo es motivo de fiesta para ella y su séquito, sino una señal más de la desconexión que hay entre algunos políticos y la realidad nacional. Y mientras ellos disfrutan viajes y fiestas, en la calle la raza sigue sufriendo y esperando que la clase política deje el discurso y se ponga a chambear de verdad.
Este tipo de escapadas siguen alimentando el caldo de cultivo para la desconfianza, la crítica y el descontento hacia un gobierno que se dice cercano al pueblo, pero que en los hechos no deja de mostrar sus contradicciones y dobles caras. Así que la invitación queda en el aire: que la humildad no sea sólo palabra, sino actitud.