Columna de Rogelio Raya Morales, 17 enero 2023
Habrá muchas maneras y puntos de partida al iniciar un balance o análisis amplio de lo que significó la reunión de los líderes de los países miembros del T.MEC. Yo comenzaría por el que tiene mayor peso para nuestro país.
Sin desconocer los acuerdos generales y específicos sobre distintos tópicos alcanzados durante esta agotadora jornada de líderes de América del Norte, me parece que tenemos que destacar algo que no se había visto nunca de manera tan contundente. El posicionamiento de la dignidad de nuestro presidente como el elemento central que sirvió de hilo conductor a las conversaciones trilaterales y bilaterales. Es historia sabida que, durante mucho tiempo, estas reuniones eran sólo protocolarias, sin ninguna discusión ni enfrentamiento de intereses nacionales. Era un solo interés el que se sobre ponía y una sola voz la que se escuchaba. Todo cambio.
Esta reunión, fue entre tres países que presentan grandes asimetrías en lo económico, en lo político y en lo social y, a diferencia de otros momentos y con otros personajes, siempre en la discusión y en los acuerdos se subsumía nuestro interés al de las grandes potencias del continente. Nuestras fortalezas cultural-demográfica y natural no se consideraban anteriormente sino sólo como fuente de recursos y siempre al servicio de lo que conviniera a los grandes monopolios transnacionales. Ahora, todo fue diferente. No se niega el papel preponderante de las dos potencias más al norte de nuestro país, pero se impuso, con la fuerza de la dignidad y de quien revindica derechos e intereses en otros tiempos mancillados, por primera vez en muchos años, el interés de México. No se niega, tampoco, que hoy vivimos una coyuntura de geopolítica en mucho favorable a nosotros: la pugna USA-China se da no sólo por la hegemonía económica, sino política y, eso, facilita que podamos presentar nuestras propuestas con una mayor probabilidad de éxito.
En la reunión trilateral hubo grandes avances, aunque la disminuida oposición mediática y política afirmen lo contrario. Señalamos algunos de los logros más importantes, dejando para otro momento las características personales y de protocolo, en mucho también cambiantes.
Primero, como si fuera de menor peso, pero no lo es, los mandatarios vecinos aterrizaron en el AIFA, dando así una demostración de la grandeza de las obras de la 4T que se realizaron y se realizan con calidad, eficiencia, sin recurrir al endeudamiento, sin corrupción y con las mejores consecuencias para el ambiente y clima de la región. Por primera vez, un presidente que no es de los EE.UU. es invitado a subir a la bestia, un gesto de cordialidad y amistad mínimo, pero de significación, sobre todo si se toma en cuenta que, durante mucho tiempo, se ha manejado que las diferencias entre Biden y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, eran cada vez mayores e insalvables. A estas diferencias, la oposición disminuida, apostaba la caída de la 4T.
En los asuntos que tienen que ver con la pérdida de la competencia económica por parte de USA y el avance de China, se propuso establecer una comisión de 12 integrantes, 4 por país, para delinear las mejores estrategias que lleven a la recuperación económica y de competitividad a esta región norteña del conteniente, hasta el punto de alcanzar una disminución del 25 % de lo que América del Norte importa de Asia. Pero aquí hay un rasgo especial. Por primera vez, México tendrá beneficios de la relocalización industrial de América del Norte y de China, particularmente, se impuso el criterio de AMLO de considerar los beneficios de producir en América del Norte lo que se importa de Asia y, en particular, el beneficio de producir en México lo que se importa de USA y Canadá. Esto si es diplomacia patriótica y visión de estado, no patrioterismo.
Se regulará el flujo migratorio, con una visión de solidaridad total con nuestros hermanos migrantes, que no es sólo de nuestro país, sino de casi todos los países de Centroamérica y el caribe, e incluso, de algunos de América del Sur como Venezuela y Colombia, que ya se estaba convirtiendo en un serio problema social, cultural y de afectación de derechos humanos. Se acordó disponer de alrededor de medio millón de permisos temporales y humanitarios para los ciudadanos que quieran migrar a Estados Unidos y Canadá de manera regulada, y no se pierde la visión de que la migración, como expulsión forzosa por malas condiciones de vida, debe desaparecer y, en su lugar, sólo se debe dar una migración por voluntad y deseo. Siempre hemos dicho que, la migración actual, es una verdadera tragedia nacional dado que nuestros hermanos migrantes lo hacen dejando, con mucho desagrado, a su familia, costumbres, comunidad y se ven sujetos a la sobre explotación, a la discriminación y a vivir en un mundo muy diferentes al nuestro.
Con relación al Plan Sonora, se advierten señales de soberanía y dignidad muy diferentes a lo que era la relación de USA con los gobiernos anteriores al actual. Ahora se plantea, por parte de México, cómo desarrollar económicamente un recurso natural muy nuestro, sin perder soberanía sobre el mismo, y se delinean estrategias en dónde México no se limita a recibir órdenes, como antaño.
Hubo también acuerdo para el sector salud, para hacer más efectiva la lucha contra la delincuencia de los cárteles de la droga y el crimen y para realizar un control más efectivo sobre el tráfico de Fentanilo, droga mortífera, pero también se hizo hincapié en reforzar el control sobre el contrabando de armas de Estados Unidos a México.
Estuvo presente el tópico de la discriminación a las etnias, el tema del control del cambio climático, acordándose disminuir hasta en un 25% el flujo de emisiones contaminantes por partes de los tres países de la región, fundamentalmente, de las transnacionales de Estados unidos y Canadá.
En fin, resultaría muy difícil hacer un resumen de todo lo logrado, sólo agregamos que, a estos acuerdos generales, les siguieron muchos más sobre temas muy específicos de nuestra relación económica, comercial, social y política.
Pero, lo realmente importante de esta reunión, lo realmente significativo lo fue que se impuso la dignidad, la firmeza de ideas y la propuesta, desde lo que antes era el patio trasero de Estados Unidos y Canadá y, hoy, nuestro país recupera con fuerza, su posición de país soberano, es decir, se inauguró una nueva diplomacia basada en el respeto y la consideración del otro como norma. Los beneficios económicos, políticos y sociales, se irán viendo poco a poco.
